Se considera que escuchar múasica clásica o incluso el jazz favorecían el desarrollo intelectual. Me pregunto por qué no pasa, -¿o si que pasa?- lo mismo con el rock.
A todo amante de la música le han espetado alguna vez: "Te vas a quedar tonto de escuchar tanta música". A mi, y a otros chavales les han prohibido estudiar mientras los bafles de la mini-cadena escupían un riff de guitarra. Frente al halo culto que tradicionalmente han tenido la clásica, y en menor medida- el jazz, el pop y el rock aire de soniquete tosco y, desde luego, poco relacionado con la ciencia y el mundo académico.
Sin embargo, casi contra pronóstico, en los últimos tiempos han aparecido diversos investigadores que sostienen que, como un buen vasito de vino en la comida, el rock no sólo no es dañino, sino que puede llegar a ser positivo para el cerebro humano.
El estudio de la relación entre música, aprendizaje y psiquiatría es relativamente nuevo en el ámbito científico, pero ya en 1983, el investigador y profesor de Harvard, Howard Gardner, conocido por España por recibir el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales el pasado año, nos regalaba esta frase célebre en el libro Estructuras de la mente: "Si pudiéramos explicar la música, podríamos encontrar la clave para todo el pensamiento humano". Está demostrado que la melodía y el rimo afectan al cuerpo humano hasta el punto que, el pulso de coordina con la velocidad del beat o golpe de ritmo. Hay quórum respecto a los efectos fisiológicos, pero no tanto en los psicológicos. Sin ir más lejos, 'El Efecto Mozart', que viene a decir que la escucha de piezas escritas por el compositor austriaco mejora la capacidad intelectual (el experimento fue realizado por la psicóloga Frances Rausher y el neurobiólogo Gordon Shaw en 1993). Desde han sido pocos los que lo han puesto en entredicho. Bsándose en dicho efecto; los psicólogos Legh Riby y George Caldwell, de la universidad escocesa Glasgow Caledonian, propusieron en 2010 a 16 voluntarios trabajar con Frank Zappa), después.
Se monitorizaron los cerebros de los participantes, confirmando que la clásica mejora tanto la memoria como la capacidad de concentración en cualquier persona. Y un añadido: el rock hizo lo propio con aquellos que declararon que era su género favorito.
Un grupo de profesores de la Universidad de Manchester concluyeron que la escucha de música rock a alto volumen (superior a 90 decibelios) actuaba sobre una parte del cerebro llamada sáculo, de manera que ésta liberaba hormonas, otorgando una sensación de placer y optimismo. Así que, cualquiera que haya paseado escuchando a todo volumen su canción favorita o haya puesto un disco nada más levantarse empatizará con esta corriente de pensamiento que sostiene que, efectivamente, el rock beneficia seriamente la salud.
MÚSICOS Y, SIN EMBARGO, GENIOS...
Brian May: El guitarrista de Queen es doctor de astrofísica por el Imperial College. Aficionado a la ciencia desde niño, aplicó sus conocimientos a la hora de componer cancione como We Will Rock You y completó su tesis sobre el polvo cósmico en el Observatorio del Roque de los Muchachos, en la isla canaria de La Palma.
Greg Graffin: El cantante de Bad Religion, además de liderar el combo de hardcore melódico, es catedrático en UCLA, donde se graduó en antropología y geología. Atencióna su tesis doctoral, publicada en Cornell: Monismo, ateísmo y la visión del naturalismo; perspectivas desde la biología evolutiva.
Tom Morello: La actividad política del guitarrista de Rage Against The Machine no es caprichosa. Con 16 años ya publicaba artículos como: Sudáfrica, el racismo fascista que apoyamos en periódicos estudiantiles. Completó la carrera de ciencias sociales en Harvard.